SUS GENTES

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EL COSTARRICENSE
Costa Rica se caracteriza por su tradición civil y no se exagera al calificarla como un oasis de paz. Ella es parte fundamental de su idiosincracia.

Costa Rica es sede de la Universidad para la Paz y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo que reafirma la confianza de la comunidad internacional en la estabilidad política y social de esta nación. En ambos centros se concentran los altos intereses del concierto de las naciones libres del mundo y especialmente de América. La Universidad para la Paz como organismo internacional mundial, ocupado del estudio de la paz como marco de vida y desarrollo para el genero humano. La segunda como censo de inquietudes y tribunal de defensa y esclarecimiento en la interrrelación hombre- sociedad-estado. La paz, democracia y estabilidad política que goza Costa Rica resulta el espacio ideal para la libre exposición de las ideas, que colocan al hombre hacia metas superiores, convirtiendo a esta nación en punto focal de quienes a lo ancho del globo y largo de la historia, no retroceden en su voluntad de construir una sociedad más justa y afortunada.

Se pueden distinguir tres culturas de acuerdo a la forma de ser de los costarricenses: la propia del Valle Central, típica de campesinos agricultores; la de la pampa guanacasteca y la afrocaribeña de la provincia de Limón. Su origen es una mezcla, donde hay aporte de la raza indígena (aunque en menor proporción que en otros países centroamericanos); la de los colonizadores españoles y el aporte afrocaribeño, a partir del siglo anterior. El costarricense es amable, hospitalario y orgulloso de su libertad. Costa Rica, una de las democracias más antiguas de América, es una república libre e independiente. Sus habitantes disfrutan de plena estabilidad política, en la que prevalecen grandes y arraigados compromisos de libertad democrática. La paz es su característica primordial. El país no tiene ejército, ya que fue abolido a mediados de este siglo. La Guardia Civil y Rural bastan para la protección de sus ciudadanos. Costa Rica fue nominada una vez para el Premio Nobel de la Paz. Le fue otorgado en 1987, al entonces presidente de la República Oscar Arias Sánchez, lo que significa un merecido reconocimiento a la forma de vida de los costarricenses. Los resultados sociales de las tradiciones democráticas de Costa Rica son claramente palpables. Desde 1869, se estableció un sistema educativo, obligatorio y costeado por el Estado, se cuenta también con instituciones privadas a todo nivel. El gobierno destina los presupuestos necesarios para la atención médica y los programas educativos. Ambos servicios han alcanzado logros notables. En el caso de la educación, un 93% de la población posee capacidad de lectura y escritura. La expectativa de vida va de los 72 a los 75 años de edad, promedio sobresaliente en Latinoamérica. El país posee un alto grado de desarrollo de la medicina, en especial preventiva, para sus áreas urbanas y rurales.

La población de Costa Rica es de 3.460.000 habitantes aproximadamente, de los que más del 95% son de origen hispánico. El resto lo constituyen grupos minoritarios como los descendientes de Jamaicanos (gente de color), llegados al país para construir el ferrocarril o para trabajar en las plantaciones bananeras. Existe, además, un pequeño porcentaje de indios puros (en total un 1%).

La tasa de crecimiento de la población es muy alta (2.55% anual), mientras que la densidad media es de 67 personas por kilómetro cuadrado. San José, la capital cuenta con 959.340 habitantes aproximadamente.

Los costarricenses son gente amable, cordial, simpática y que gusta de compartir su alegría con los visitantes. Si se tiene la oportunidad, nada mejor que entablar relación con ellos en alguna fiesta local ya que, además de compartir sus tradiciones, se disfrutará del ambiente colorista y divertido tan característico en ellos.

Costa Rica es uno de los países más prósperos de todo Centro América, con algunas características que lo distinguen como es el hecho de carecer de Fuerzas Armadas y por dedicar más del 20% del presupuesto nacional a la educación.

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CULTURAS INDÍGENAS

El día que Cristóbal Colón llegó a lo que hoy día es llamada – Isla Uvita -, frente a las costa de Puerto Limón, más de 250.000 de personas y no menos de ocho diferentes grupos étnicos vivían en el área.

«Los Chorotegas» cultura residente en el norte de Costa Rica se encontraban influenciados tanto por la cultura maya como azteca. Los Chorotegas eran considerados como la cultura Mesoamericana que se encontraban más al sur. Prueba está en que ellos también hablaban el dilecto «nahuatl» de los Mayas y los Aztecas. La zona de Guanacaste era el punto de convergencia de las culturas del norte y las del sur, para su constatación existen piezas de cerámica encontradas en la zona y actualmente en el Museo Nacional, con figuras y diseños tanto aztecas como incas en una misma pieza.

Otros grupos étnicos como los Borucas, Bribri, Cabecar, Guaymí y Guatuso hablaban dialectos que tenían gran influencia de las culturas de Sur América. Estos dialectos se hicieron más complejos después de la llegada de las culturas Arawak y Caribe provenientes de las islas del Caribe y que se establecieron en la costa atlántica adicionando nuevos sonidos.

De los que tenemos muy poco conocimiento es de la cultura indígena ubicada en la zona del Valle Central y región del Pacífico central, los huetares. Sabemos, su mayor producción era de cestería y sus trabajos en paja. Poca cerámica, y su dialecto totalmente perdido. Se han encontrado algunos vestigios en la zona de San Antonio de Belén, algunas calzadas de piedra, pero no de construcciones ya que los materiales usados eran paja para sus techos y barro para sus cimientos.

Son muy pocas las palabras que hoy día todavía se usan de los dialectos indígenas, palabras como Talamanca (lugar de sangre), esto probablemente por la masacre de tortugas en la Costa Caribeña. Poás, que es una flor amarilla que se encuentra cerca de la cima del volcán. Esta referencia del vocabulario diario de los costarricenses.

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Los Bribri y los Cabecar han sido las únicas dos culturas que han podido mantener a través de los siglos sus mitos religiosos libres de la influencia de los cambios sociales y culturales. La fuerza de -«Sibú» su ser supremo y creador del universo aún se mantiene fuertemente en las mentes de todos aquellos que se hacen llamar Bribrí o Cabecar. Esta tradición se mantiene basada en las narraciones que han sido pasadas de generación en generación por más de 500 años y un fuerte arraigo a sus creencias.

Hoy día, la cerámica chorotega, los jícaros de los Bribrí, los textiles de los Guaymí y el trabajo en piedra de los Guatuso aún nos cuentan historias. Las replicas o reproducciones son tan genuinas como las de hace 4 o 5 siglos. Las líneas y los colores nos cuentan historias, muestran creencias, relatan mitos y garantizan la reverencia de lo sagrado. La única diferencia es la edad de estos objetos, pero las arcillas, pinturas, materiales y métodos de producción son los mismos que usaban sus antepasados hace casi mil años.

Haciendo una visita al Museo de Jade, del Instituto Nacional de Seguros, al Museo de Oro del Banco Central y al Museo Nacional nos prepara para un mejor entendimiento de lo histórico y arqueológico de nuestro país.





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